domingo, 20 de septiembre de 2015

Perdido "en el tiempo", una Historia inacabada.



No es de hoy, pero llevo días con un disgusto tremendo, y esta vez no es sólo por cómo va el mundo, si no por un descuido tonto  mientras jugaba en el parque con Ginnie, la perra y madre de esos 5 preciosos cachorros que desde hace un mes nos están alegrando con su ternura y travesuras.
Saqué de paseo y con la pelota a Ginnie, como otras veces, a su lugar favorito: el Parque de Sant Guillem, a correr como si de un galgo se tratase y trotara contenta por tanto verde y tanto frescor junto al río Segre, que nace por estos lares y atraviesa media región y parte de otras.
En una de esas me senté a escribir como de costumbre, y en este caso a dibujar bajo uno de los grandes árboles que llenan este paraje, saqué los bártulos, lápices y mi cuaderno de escritura, uno de tantos, pero en este llevaba más de 4 años en letras, escritos varios, alguna canción y pensamientos, pequeños pasajes y anotaciones de cientos de días y contemplaciones en muy distintos parajes y momentos de mi vida.
Apenas ya quedaban algunas hojas en blanco donde seguir escribiendo el relato que desde hace casi 3 años venía tomando forma; una historia que ya tenía más de 20 capítulos (22) y que ya en mi cabeza tenía trama y desenlace, a la espera tan sólo de dibujar con letras lo poquito que quedaba para completar ese puzle que era una historia de ficción intensa, intriga y profundidad...
Ginnie seguía insistiendo para que me levantase y seguir corriendo y jugando; se había metido en el río y estaba exultante de alegría, y quería que yo le siguiese acompañando en sus saltos y carreras. Me convenció y me uní a ella sin pensar en que  me alejaría tanto, ni las perdería de vista, ni las perdería...

Después del esfuerzo y los juegos, volvimos y no eché nada en falta, me limité a recoger lo que estaba en el suelo, sobre la toalla y a los lados, y lo metí dentro del bolso de playa (sí, salgo con muchas cosas a la vez) y después de casi 3 horas en el Parque (era Domingo por la tarde) nos dispusimos las dos a volver a casa.
Nada me hizo sospechar que me faltaba algo, entre tantas cosas no hace una un inventario de lo que saca de casa, pero el Bloc, ese cuaderno tan lleno, con lo que pesa, con lo que abulta, con lo que vale... con todo lo que lleva dentro... No lo eché de menos, no podía hacerlo , no sabía que ya no estaba conmigo.

Al llegar a casa, dejé el bolso grande lleno sin sacar nada que no fuese mi cartera y mis documentos, el resto no lo toqué ni lo saqué, ya que al día siguiente repetiría el paseo y de nuevo tomaría el bolígrafo y retomaría la escritura...
Pero no fué así, no sólo no salí con ese bolso, sino que el clima se revolvió y en varios días no hubo escritura al aire libre ni bajo ningún árbol... y aún sin yo saberlo ya no habría más continuación de ese conato de libro que tan buenos momentos y satisfacción me venía dando desde hacía mucho tiempo.

¿Os estáis preguntando...porqué ?
Pues porque soy una romántica y escribo a mano, porque me gusta el deslizarse de la tinta en el papel, porque esa magia de poder sentarse al aire libre y escribir en cualquier postura y saber que esa A o esa N son únicas y tienen su trazo y su personalidad, y surgen de mi Pulso y Letra... porque escribir para mí es más que teclear o copiar en un teclado o en una pantalla lo que antes he plasmado en su origen y sin borrar, ni tachar ni cambiar una coma o una palabra, porque escribir no es sólo el arte de contar, es el arte de plasmar física y emocionalmente lo que se quiere decir y cómo los demás se sientan al leerlo, tanto por la historia que se relata, como por la buena forma en que se leerá... pero el placer para mí está en hacerlo, en escribir, en escribirlo y plasmarlo.

Debí haberlo copiado al ordenador,y de ahí a una llave USB... lo sé...pero es que escribo tanto, y tantas cosas, que necesitaría un 25% más de mi vida para copiarlo y recopilarlo todo, tal vez esta sea la enseñanza de tan terrible pérdida, hacer copia de todo, porque es una pérdida irremediable...

Cuando me dí cuenta días después de que me faltaba ese cuaderno, ese peso, esa parte de mí... ahí supe que ya no acabaría esa historia y no sólo eso... nunca podría volver a escribirla, ya no sería el original, ya nunca serían las mismas letras, ni la misma cadencia, ni el mismo pulso.

Pero a pesar de ese gran despiste y enorme fallo y de esta decepción tan grande conmigo misma... me sigo quedando con lo manuscrito, con lo original y por supuesto con mi Pulso y Letra.

Ch...